Si me preguntabas hace un año cómo empecé a trabajar como diseñadora independiente, no hubiera tenido ni la menor idea de qué responder 🤷🏻♀️. Estaba muy acostumbrada a decir que “Las cosas se fueron dando”, así, simplemente, como si fuera algo que trajo mágicamente el destino. Y nada más lejano a eso.
Mi primer trabajo independiente lo tuve hace 9 años, y desde entonces, mis energías se enfocaron en el quehacer cotidiano ✍🏻🥱; nunca me detuve a mirar la foto general ni hacer ningún tipo de balance sobre los comienzos de mi Estudio.
Hace un tiempo que estoy trabajando intensamente en analizar mi propio camino, y hoy te voy a contar cuáles fueron las 3 actitudes clave que desarrollé y me guiaron en esos primeros pasos 💫 (y en todo lo que vino después) y que te recomiendo trabajes si querés empezar DESDE CERO tu ESTUDIO DE DISEÑO:
Tener iniciativa
Si estás buscando trabajar por tu cuenta, seguramente hayas empezado por armar un portfolio (ya sea en forma de pdf, web, redes sociales, etc.) mostrando todos los trabajos que ya tenés hechos. Pero si bien creo que es algo que te puede ser muy útil si estás buscando trabajar para otro Estudio, no te va a servir para empezar desde cero el tuyo propio.
¿Por qué? Porque sea cual sea el origen de tu portfolio (si está compuesto por proyectos que hiciste para la carrera, o para clientes que llegaron a vos de forma aislada), se va a basar en lo que ya tenés hecho, y lo importante cuando estás empezando tu propio Estudio de Diseño es lo que querés hacer. ¿Escuchaste esa frase que dice que "atraemos lo que somos"? Bueno, acá pasa algo parecido: los proyectos y clientes que vas a atraer van a ser parecidos a los que mostrás. Y si no tenés nada para mostrar o si lo que tenés no tiene relación con lo que querés hacer, los proyectos que te van a llegar van a ser pocos e incorrectos. Así que lo primero que te recomiendo que hagas es que te olvides de lo que tenés hoy, que definas qué tipos de proyectos querés hacer y que salgas a generar acciones que los atraigan y que pongan la rueda en movimiento.
Y para que todo esto pase, acá es donde aparece la primera actitud que, en mi opinión tenés que poder desarrollar como emprendedora: la iniciativa.
Ser emprendedora implica, por definición, tener iniciativa.
Y esa iniciativa puede traducirse en: Presentarte a concursos o convocatorias relacionados con el tipo de proyectos que querés desarrollar; salir a hablar de forma estratégica con personas que puedan necesitar de tus servicios o generar acciones que vayan a captar su atención; generar y auto-financiar proyectos propios (o salir a buscar inversores que los puedan hacer realidad), etc.
El objetivo de todas y cada una de estas acciones no va a ser solamente generar lindas fotos y contenido para las redes sociales, sino empezar a moverte, ganar experiencia, desarrollar tu mundo de marca y establecer una red de contactos de calidad.
Estar atenta a las oportunidades
Sí, está de tu lado tener la iniciativa para generar acciones que te direccionen hacia tus proyectos ideales, pero existe una cuota de oportunidad, que viene desde afuera, que te requiere que, simplemente, estés alerta.
Te voy a dar un ejemplo de un proyecto que estoy desarrollando en este preciso momento. Todos los años hago trabajos “gratuitos”, en forma de concursos o colaboraciones, que me permiten renovar audiencia, ganar visibilidad y aumentar los encargos (es la forma que tengo yo de hacer publicidad). Hace un par de meses vi en la cuenta de una diseñadora que sigo, (que me gusta mucho y que se alinea perfectamente con el espíritu de mi marca), una foto de un espacio vacío, que se iba a transformar en su nuevo estudio (para mi ver un espacio vacío son fuegos artificiales).
El primer pensamiento que tuve fue: “Tengo que escribirle YA para ayudarla a diseñarlo”. Pero, como siempre, mi radio-mente empezó: “Tiene miles de seguidores y contactos del mundo del diseño, es obvio que ya lo tiene resuelto, ¿por qué necesitaría de mi ayuda?”
Este segundo pensamiento me acompañó por un par de semanas y me frenó de escribirle. Pero, como aprendí en estos años que es mejor siempre ir para adelante, (y en el peor de los casos será un “no gracias”) lo hice. La respuesta fue positiva y con total felicidad y gratitud, y nunca hubiera existido, de no haber estado atenta a la oportunidad. ✨
Ser perseverante
En 2015, un año después de haber empezado a trabajar de forma independiente, me obsesioné con el mundo del interiorismo. Quería sumergirme en esa rama del diseño de la que no sabía NADA y necesitaba una puerta de entrada. Sabía que Casa FOA era la exposición referente en el tema más importante de Buenos Aires y que la única forma de participar en ella, en ese momento, era por concurso. El llamado de ese año fue para diseñar “una sala de estar”; me presenté, junto dos socias, y...
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no ganamos.
La estadística dice que si te presentás a un concurso de 100 participantes, lo más probable es que seas uno de los 99 que no gane. Por más que sea un dato que mi mente conoce, en mi estómago la esperanza siempre está y me angustio mucho cada vez que escucho el fallo negativo del jurado. Me lo tomo como un rechazo a nivel personal (me río un poco de mi misma). Pero como en el fondo sé que “el 80% del éxito se basa simplemente en insistir”, esa angustia dura poco y al día siguiente ya tengo la cabeza puesta en otro desafío.
En 2017, dos años después, el llamado del concurso fue para diseñar un “monoambiente para un millenial”. Nos presentamos por segunda vez, y ganamos.
Las cosas no te van a salir siempre bien, menos al primer intento y, probablemente, muy pocas veces tengan los resultados que estabas esperando. Pero, como todo en la vida, lo importante es entender cada acción como parte de un proceso para aprender y seguir adelante. ➡️
Te dejo un espacio en comentarios para conocerte y que me cuentes: ¿Qué miedos te frenan de empezar tu propio Estudio de Diseño? Creo que la experiencia colectiva es la mejor fuente de crecimiento.
Buena semana ❤.
